La primera impresión.


Esta entrada debió ser la primera pero por una cuestión de entusiasmo y tal vez de estrategia no fue así. De cualquier modo va a ser una introducción.

La idea de este blog es compartir experiencias que tuve y sigo teniendo al leer historietas. No cualquier tipo de experiencia, de todas las que se pueden tener alrededor de la lectura, sino un tipo de experiencia en particular: La impresión.

Cada una de las entradas tendrá como tema algo que para mí haya significado una marca, una huella, algo que quedó grabado, en definitiva, algo que me haya conmovido de tal modo que quedó fijado en donde sea que uno guarde estas cosas.
Para redondear la introducción necesito un ejemplo y el ideal creo que es recurrir a la primera impresión, a la más antigua que puedo recordar, y se trata por supuesto de esa viñeta que abre la entrada.
 
La cosa es así: como mis padres me leían desde muy chico y tenían la idea de estimular la lectura dejando que el niño use libros y revistas como juguete, resulta que vengo leyendo historietas desde antes de saber leer. Puntualmente este recuerdo que quiero compartir es de cuando tenía tres o cuatro años. Lo que me quedó grabado en realidad corresponde a la escena completa alrededor de esa viñeta. Ahí Tintin se cuelga de la parte de atrás del auto de "los malos" para poder seguirlos y cuando llegan a determinado lugar los tipos se bajan y Tintin los espía desde lejos.  La viñeta que recorto es la imagen que mejor resume todos los elementos que recordaba, la parte trasera del auto con la rueda de auxilio, Tintin escondido, los malos vistos desde lejos, y sobre todo, la noche representada con color azul. 
 
La revista que tenía esa historieta terminó rota o perdida, supongo que de tanto usarse, y durante el resto de mi infancia lo único referente a Tintin que pude volver a ver fueron algunas aventuras en dibujos animados aunque en ninguna de ellas se representaba la secuencia que tanto recordaba. No obstante era para mí una maravilla que emitieran Tintin porque, claro, "era sabido" que a mí me gustaba si recordaba claramente que lo leía "cuando era chico". 
 
Como sea, pasé el resto de la infancia sin cruzarme de nuevo con el Tintin impreso. Hasta que un día ya de grande, en una librería, veo los lomos amarillos de la colección y se me viene a la mente la imagen aquella. Empiezo a revisar los diferentes tomos y sin dudarlo abro El Loto Azul y lo empiezo a hojear buscando la escena, la encuentro y me sorprende lo nítida que la recordaba. Lo compré y lo leí con la sensación permanente de que estaba recuperando muchas imágenes que tenía olvidadas pero aun guardadas. Eso es todo.
 
Resumiendo, las impresiones me fascinan por dos cosas, porque son involuntarias y, justo por eso, misteriosas. Y son el tema de este blog porque estoy convencido de que hay algo en ese tipo de experiencia de lectura vinculado con la escencia del poder narrativo que tiene la historieta, esto no voy a intentar explicarlo, sólo lo quiero demostrar.

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