¿Vos de cuál sos? (Versus, parte II).


Aunque voy a hablar de un tema distinto al de la entrada anterior, ésta funciona como la segunda parte de dos relacionadas con un "versus". Lo que me atrae de este tema es cuánto pueden llegar a sostenerse esas ficciones de rivalidad que a pesar de lo conciente que puede estar uno de la farsa que son, no sólo forma parte de la misma sino que la alimenta y la continúa. Al menos a mí me pasa eso, quiero decir que me hago cargo de que si tengo que elegir un bando, yo soy de Marvel.

Pero ¿por qué tendría que elegir? ¿qué me obliga a definirme en un bando? Yo creo, como lo trataba de explicar en ese "Versus, parte I" que en realidad uno no elije nunca eso, de ahí la analogía de que es "como caerse en un pozo", porque es accidental, a uno le tocó, como le tocó tal vez el club de fútbol por el que hincha o la nacionalidad, sin embargo y sobre todo al crecer, siempre aparece la necesidad de explicación, de justificación, la representación de la pantomima de que se evaluaron ambos bandos y que entonces uno optó de manera consciente por el que le parece mejor cuando todos sabemos que eso nunca pasó.

Mi período de vinculación más fuerte con la historieta de superhéroes es entre mis siete y nueve años, muy cerca de haber aprendido a leer y totalmente asociado al juego infantil, como también contaba en otra entrada previa. A esa edad no había ninguna diferencia entre las historietas, los juegos, el cine y la televisión, las figuritas o cualquier otro formato, todo era parte de lo mismo, mucho menos importaban los autores y además no tenía idea de que existían Marvel o DC o qué significaba eso, de todos modos ya entendía que eran dos universos separados porque eso lo aprendi con los naipes de Cromy, que separaban claramente a "Super Héroes" de "Super Amigos" lo cual era una demostración sin explicaciones de por qué Iron-Man y Daredevil (con otros nombres) y Batman y Superman podían estar en una misma  historieta pero nunca uno de estos con uno de aquellos.

Entonces, si pienso en cómo influyeron en mis gustos este tipo de consumos me doy cuenta de algo. Por un lado yo leía cualquier historieta que pudiera conseguir, no me importaba mucho la temática. Leía Disney, Condorito, Columba, Billiken, las adaptaciones de "V, invasión extraterrestre", Patoruzito, Tarzán, cualquier cosa con viñetas que llegara a mis manos me interesaba, sin embargo con los superhéroes empezó a pasar algo distinto. Ahí me interesaban más que nada los personajes. 
 
Claro que disfrutaba las historias, pero me terminaba importando más verlos en acción, saber qué podían hacer, la historia era solo una excusa para eso. Incluso valoraba las revistas de superhéroes por la cantidad de personajes que traían, llegando a contar viñeta por viñeta cuantos aparecían, a mayor número de personajes más valía la revista. Esa era mi medida, durante mucho tiempo este número de Los Vengadores era el más "caro" de mi colección por el sólo hecho de contar con diecisiete personajes:


Volviendo al "versus" lo que pasó es que en mi recorrido de lectura no tuve la suerte de cruzarme demasiadas veces con DC, claro que leí y disfruté algunas de sus historietas pero para mí esos personajes están identificados básicamente con los dibujos animados y con diferentes formas de merchandising. 
 
En el terreno de la historieta, en la época a la que me refiero no competían, las revistas del género que estaban al alcance de la mano eran casi todas de Marvel, las que recuerdo son una colección de Los 4 Fantásticos y una de Los Vengadores, ambas de Editorial Abril que se editaron brevemente pero justo, justo, en esa época (y que traían las historietas de Lee y Kirby según me pude dar cuenta muchos años después), varias colecciones de "El Hombre Araña" sobre todo la de Editorial Tucumán que fue la que más duró, una colección de Iron-Man editada en Chile que se vendía en Argentina en el momento y, la que más huellas me dejó, una colección española que circulaba en esos años bautizada horrible e injustamente como "Aventuras inéditas del Cine y la TV" que traía dos historietas por número, casi siempre una del Hombre Araña y otra de Hulk. Frente a toda esta oferta de Marvel, de DC se conseguía muy poco, no recuerdo ediciones argentinas en esos años, eventualmente creo que circulaba alguna edición española de Batman pero en su mayoría lo que se podía encontrar eran saldos o números antiguos de Editorial Novaro, más que nada de Superman.



Y como finalmente la historieta para mí tuvo un influjo mayor que el cine, la televisión y demás consumos culturales, DC no tuvo chances conmigo, si me preguntaban que quería ser cuando sea grande y no hubiera tenido un instinto de autoprotección ante la discriminación desarrollado desde chiquito, hubiera respondido siempre "el Hombre Araña".
 
Muchas veces escuché decir que en Argentina DC es más popular para mi generación que Marvel por la influencia que tuvieron las revistas de Editorial Perfil durante muchos años, lo que me hace sentir a veces como un "fuera de registro" con mi generación. Pero al mismo tiempo eso confirma una idea que me gusta mucho y que en definitiva es la que da vida a este blog y que es el de la historia de lectura personal. A uno lo forma lo que va eligiendo y le va pasando y eso en muchas cosas puede ser generacional pero en muchas otras es totalmente individual. 
 
Cuando yo tenía alrededor de diez u once años, es decir apenitas antes que el inicio y auge de las historietas de Perfil, por alguna razón me dejaron de interesar los superhéroes y me empezaron a interesar otro tipo de historias. Leía casi exclusivamente historieta argentina y después también historieta europea, tanto humorística como "seria" lo cual es un abanico amplísimo y por eso justamente uno puede leer un montón de historietas de estilos muy diversos y prescindir de los superhéroes sin siquiera darse cuenta. 
 
Hasta que un día, después de unos cuantos años con esos intereses bien definidos, me encontré en un kiosco con dos revistas nuevas: Spider-Man y El Increíble Hulk. Hacía años que no veía a esos personajes en un kiosco, desde que era un niño justamente, y además apareció una novedad llamándome la atención desde adentro: la nostalgia. 

Me compré las dos, más porque me habían tocado una fibra emotiva que por interés genuino pero después descubrí alegremente que, sobre todo ese Spider-Man, era para el yo de ese momento otro distinto, para nada el mismo Hombre Araña que había leído de más chico, y así volví al interés por los superhéroes. Empecé a leer de nuevo todo lo que podía, ahora sí había disponible bastante de ambas editoriales rivales de modo que, reenganchado con el género a partir de Marvel, sumé a DC. A cuyos personajes inclusive redescubrí mucho más ya que los conocía bastante menos. Esta segunda etapa de entusiasmo por lo superheroico duró unos años más hasta que me saturé de la "continuidad", de lo que es o no "canon" y demás conceptos horrendos, pero fundamentalmente porque como en mi etapa anterior, fueron apareciendo intereses nuevos que me hicieron ir por otros caminos.
 
Hoy en día entiendo que de algún modo completé un arco de aprendizaje como lector, porque leo historietas de cualquier tipo con el mismo interés. De algún modo (lo digo como si fuera algo vago pero tengo una opinión concreta de qué es) conseguí que a la hora de elegir pueda anteponer la intuición a la temática o el estilo, como me pasaba cuando crecía y me formaba. Con "intuición" me refiero a reconocer signos que me hacen pensar que voy a leer una buena historia. 
 
Aunque sucede lo siguiente, cuando esa intuición me lleva a leer algo de superhéroes, si es una historieta de DC (o de cualquier otra editorial que no sea Marvel), la juzgo por lo buena o mala que me parece, por cuánto me gusta y no mucho más, del mismo modo que a cualquier otra historieta. En cambio con Marvel la escala de valor cambia porque entra otra variable, la asociada con el vínculo que esa historia tenga con las impresiones que guardo desde niño. Marvel es como el lugar de dónde vengo y la verdad, me cuesta "perdonarle" demasiado que se mueva de ahí. Eso es finalmente "ser de" porque si una historieta de DC me parece buena me gusta y si me parece mala no y fin de la historia. En cambio una historieta de Marvel puede parecerme mala y gustarme porque resuena con algo que quiero, puede parecerme buena y no ser "lo que yo espero" de Marvel, tengo un lazo afectivo que no puedo evitar. 
 
Esto me lleva a la siguiente pregunta ¿existe realmente una identidad de Marvel y otra de DC? He leído mucho al respecto pero los argumentos que sostienen que sí me parecen demasiado faltos de fundamentos por basarse casi siempre en ejemplos muy puntuales y acotados en relación a la larga historia del género. Ambas editoriales tienen altibajos, buenos y malos personajes, momentos de originalidad que influyeron muchísimo y kilos de mediocridad olvidables. Ambas comparten muchos autores que mudan de una a la otra en diferentes momentos ¿Es posible que haya una esencia en cada una al punto que se vuelve inevitable identificarse más con una que con la otra porque cada una le llega a públicos distintos? Quiero decir, si cuando yo tenía entre siete y nueve años hubiera "caído en el pozo" de DC antes que el de Marvel ¿Hoy estaría contando todo lo contrario, o el destino "ser de Marvel" me hubiera tocado en otro momento y DC sería un recuerdo más de la infancia? ¿Demasiadas vueltas para un tema tan simple? Puede ser, sí, por las dudas lo termino acá. ¡Excelsior!



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